Comercio y hostelería pagan los platos rotos del shock causado por la inflación

La tormenta provocada por la inflación, la guerra en Ucrania y el aumento en marcha de los costes de financiación se ha llevado por delante a un buen número de pequeños comercios y de negocios de hostelería en el último año. Los datos de afiliaciones a la Seguridad Social publicados esta semana constatan que estos son los dos sectores donde más autónomos se han visto obligados a echar el cierre de sus negocios, en un ejercicio en el que los vientos de cola de la recuperación tras la covid dieron paso a un frenazo en seco de la actividad en el segundo semestre, coincidiendo con las advertencias de los organismos internacionales sobre la crisis en ciernes y con el giro de timón del Banco Central Europeo (BCE) en su política de tipos. 

En un solo año se han perdido un total de 19.699 comercios y 3.367 negocios de hostelería en España, de acuerdo con las cifras que maneja la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), y que dibujan un panorama de cierres que afectan prácticamente a todas las comunidades autónomas. Ambas actividades, que son una puerta de entrada al autoempleo, muestran un nivel "desproporcionado" de altas y bajas del sistema, advierte Eduardo Abad, secretario general de la organización. En proporción, "hay más rotación laboral en estos sectores que entre los trabajadores por cuenta ajena", lamenta.

Este problema es especialmente grave en el caso del comercio, donde la destrucción de empresas se ceba especialmente con las ciudades más pequeñas. Son comerciantes y hosteleros que no han podido repercutir el fuerte aumento de los costes que vienen padeciendo. Tanto el incremento desproporcionado de los precios energéticos que provocó la invasión rusa de Ucrania, como el fuerte alza que han registrado los productos en origen. Pequeños emprendedores que cuentan con menos margen de maniobra y a los que el encarecimiento de las líneas de crédito que tienen que renovar de forma periódica deja prácticamente fuera de juego. Más aún cuando muchos de ellos ostentan negocios familiares. 

Fuerte alza de costes en un año negativo para los autónomos

De acuerdo con los cálculos de la patronal Cepyme, la pequeña y mediana empresa ha tenido que soportar un aumento de sus costes del 20% de media a lo largo del último ejercicio. En la organización que encabeza Gerardo Cuerva consideran que los próximos meses van a estar muy condicionados por las dificultades que está atravesando la empresa en medio de un contexto de enorme incertidumbre internacional. Un contexto en el que la inflación (que se ha moderado hasta el 5,8% en diciembre, según el Instituto Nacional de Estadística) seguirá siendo elevada y en el que la resistencia a bajar de la subyacente (adelanta a la tasa general y se sitúa ya en el 6,9%) podría lastrar el consumo en el primer semestre. 

Recuerdan, además, que este año se incrementan más las cargas, ya sea a través de nuevos impuestos, del incremento de las cotizaciones sociales (suman más de 5 años consecutivos con subidas de bases de cotización) y ahora además de los tipos de interés por parte del BCE. Mientras, las asociaciones de autónomos advierten de que los malos datos de afiliación que el sector ha registrado en 2022 son solo la antesala de lo que puede suceder en los próximos meses con el mercado de trabajo en general.

 Si se toman los datos de afiliados medios, la cifra de trabajadores por cuenta propia se mantiene estable en relación al ejercicio previo, con solo cinco autónomos más en diciembre que en el mismo mes de hace un año.... cinco. Si los que se consideran son los datos a cierre del mes de diciembre, los cotizantes al RETA se han reducido en 1.204, en el que supone su primer registro negativo de la última década -la última vez fue en 2012, año en el que la economía española retrocedió un 3% en plena crisis de deuda y con la banca recién rescatada-. El número total de autónomos se situó al final del año pasado en 3.324.048.