La CEOE y la patronal francesa Medef han reclamado a las instituciones europeas más eficacia para una respuesta coordinada a la crisis energética que plantea problemas de competitividad a las empresas y en primer lugar desacoplar de forma urgente el precio de la electricidad del gas en la UE. En una declaración firmada en París al término de la tercera edición del Foro Económico Franco-Español, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el del Medef, Geoffroy Roux de Bézieux, avisaron de los riesgos para la economía de los altos precios de la energía.
Unos riesgos que "podrían crecer de forma excepcional y acarrear deslocalizaciones de industrias intensivas en energía, cierres de empresas de todos los tamaños, destrucciones de empleos, así como un retroceso de la competitividad de la economía europea". Por eso Roux de Bézieux y Garamendi consideran "urgente" atenuar el impacto de esos precios elevados y eso con "decisiones fuertes al nivel de la Unión Europea".
Por eso lanzan una pulla a la Comisión Europea y al Consejo de la UE porque deben tener "un papel más eficaz en la promoción de una respuesta europea coordinada" que se traduzca en reducir la factura energética de empresas y particulares y un "desacoplamiento temporal de los precios de la electricidad y del gas". Una cuestión que está en el centro del debate de los Veintisiete desde hace meses y que divide a países que, como España y Francia, querrían una extensión de la llamada 'excepción ibérica', de otros como Alemania que consideran ese dispositivo peligroso por el riesgo de distorsiones de mercado y por la posibilidad de que Europa dejara de ser un mercado atractivo para los productores de gas.
La CEOE y el Movimiento de Empresas de Francia (Medef) señalaron la importancia de desarrollar las redes y las interconexiones, al tiempo que subrayaron que la invasión rusa de Ucrania ha creado una realidad más compleja ante la que "la autonomía estratégica y la integración europea son esenciales". Por eso pidieron una acción que refuerce "la autonomía estratégica abierta" de la UE y eso pasa por más inversiones en investigación y desarrollo (I+D), facilitar el acceso a los PERTE o incrementar la financiación de sectores innovadores como el de las baterías, semiconductores, redes es infraestructuras.
Y frente a las "medidas proteccionistas", en particular las de la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, pidieron que se respeten las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y unas reglas del juego equitativas. Las dos organizaciones reclamaron a la UE una "política comercial ambiciosa" que reduzca "sus dependencias y su exposición a proveedores poco fiables" y cree coaliciones con otros que comparten los mismos valores. A ese respecto, insistieron en que las relaciones entre la UE y Latinoamérica "pueden desarrollar una ventaja competitiva importante en una economía mundial cada vez más polarizada".
Esta tercera edición del Foro Económico Franco-Español contó, con la presencia por parte del Gobierno español del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y del secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés. El Ejecutivo francés estuvo representado en una recepción el lunes por la tarde, por la ministra de la Transición Energética, Agnès Pannier Runacher, y por el secretario de Estado del Comercio Exterior, Olivier Becht.
Las representaciones empresariales estuvieron nutridas, y así por parte francesa hubo altos ejecutivos de multinacionales como TotalEnergies, Orange, Veolia, L'Oréal, Legrand, Arianespace, FNAC-Darty, Pernod Ricard, EDF, Crédit Agricole, Engie o Blablacar. Por parte española acudieron entre otros los presidentes de Redeia, Beatriz Corredor; Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; Enagás, Antonio Llardén; Talgo, Carlos Palacio Oriol; Vueling, Marco Sansavini; así como los consejeros delegados de CAF, Javier Martínez Ojinaga; o de Ormazábal-Velatia, Jorge González Somavilla.
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