Los planes de pensiones, un producto financiero clave para generar un colchón de ahorro de cara a la jubilación en forma de capital o de rentas, empiezan a mostrar su cara menos amable, debido a la drástica reducción de los incentivos fiscales al sistema individual -que también ha arrastrado al de empleo- y el efecto negativo en su rentabilidad de las últimas subidas de tipo de interés y la importante caída de la bolsa en los últimos meses. Han sido los planes individuales más conservadores -en renta fija y garantizada-, indicados para personas próximas al retiro y que teóricamente no ponen en riesgo sus ahorros, los más afectados por el nuevo contexto económico y financiero, con un mercado de bonos presionado por la elevada inflación que ha perdido buena parte de su atractivo para los inversores.
De estos descensos de rentabilidad tampoco se han salvado los planes de renta variable, diseñados para inversores decididos, mayoritariamente jóvenes, que asumen importantes riesgos en busca de una mayor rentabilidad a largo plazo; ni los planes asociados y los de empleo, por los que el Gobierno ha apostado decididamente para 'salvar' las pensiones de los 'baby boom' y en los ha centrado los incentivos fiscales. Según recoge la última estadística de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco), entre junio de 2021 y el mismo mes de 2022, el patrimonio de los fondos de pensiones se ha reducido en 7.000 millones de euros, hasta alcanzar un volumen de 117.095 millones de euros y sellar la mayor caída desde 2008, el año de inicio de la crisis económica. Por su parte, el patrimonio del sistema individual se situó en 81.123 millones de euros, lo que supone un descenso respecto a marzo del 5,8%, y el volumen de activos en los de empleo cerró en 35.166 millones de euros, un desplome del 4,1% respecto al trimestre anterior, pese a que los incentivos fiscales actuales están dirigidos a estos productos.
Según recoge el informe, la elevada volatilidad que existe en los mercados financieros por las tensiones geopolíticas, inflacionistas y los temores a una recesión provocaron correcciones en los mercados bursátiles y de bonos, que se acentuaron en el último mes del primer semestre del año y que ha provocado una caída de la rentabilidad interanual media de los planes de pensiones de un 6,6%, con descensos en los productos de renta variable de hasta el 8,2%. Los productos de renta fija llevan desde abril en negativo y la caída de rentabilidad en este caso también se da a tres y cinco años en la mitad de los planes. Pese a todo, el beneficio a largo plazo sigue siendo positivo y a 26 años se sitúa en el 3,1% para el total de planes, y en el medio plazo (10 y 15 años), en el 3,5% y 1,9%, respectivamente.
Las aportaciones netas en el primer semestre ascendieron a 505 millones, debido al retiro de partícipes, los 'rescates' y a la perdida de rentabilidad
Mientras, el segundo varapalo fiscal del Ejecutivo a los fondos de pensiones individuales, con la reducción del límite de aportación máxima anual hasta los 1.500 euros, se ha traducido en un descenso de las aportaciones brutas al sistema individual del 16% en el primer semestre, lo que supone 185 millones de euros menos que el mismo semestre del año anterior y casi medio millón con respecto a este periodo de 2020. Este importante descenso se suma al del año 2021, un ejercicio en el que las aportaciones netas a los planes individuales cayeron en 1.719 millones, cerca de un 40% con respecto a 2020, pasando de 4.313 millones a solo 2.594 millones de euros. En este caso la caída se debe a la drástica reducción de las aportaciones máximas, que pasaron de 8.500 euros a 2.000 en ese ejercicio. En un año y medio las aportaciones han caído en 1.900 millones con respecto al acumulado de 2020.
Las aportaciones acumuladas hasta el segundo trimestre del año alcanzaron los 1.493 millones de euros, mientras que las prestaciones fueron de 1.998 millones. Así, las aportaciones netas acumuladas en los primeros seis meses del año 2022 ascendieron a 505 millones de euros, debido en buena medida a la retirada de partícipes que han alcanzado la edad legal de retiro, al rescate de los fondos y, también, a la perdida de rentabilidad de las inversiones de estos productos.
En solo año y medio hay 180.000 partícipes menos y ya hay menos que hace 16 años. Mientras, el número de planes cae a niveles de 2003
La decisión del Gobierno de priorizar los planes de empleo con el objetivo de hacer desaparecer de los individuales, que supuestamente benefician a las grandes rentas, no ha servido para reactivar los primeros y ha hundido los segundos. La decisión está basada en buena medida en un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), un organismo que dirigió Escrivá, que se publicó hace dos años y que dejaba patente el carácter regresivo del diseño de los planes individuales. En 2022, según recoge la Ley de Presupuestos Generales del Estado, la desgravación en el IRPF de estos productos a quedado reducida a 1.500 euros en la base imponible frente a los 10.500 euros en los planes colectivos, para trasladar los beneficios fiscales a las rentas medias y bajas.
El patrimonio de fondos ha sufrido un importante retroceso en lo que va de año, pero también su rentabilidad, las aportaciones y el número de partícipes. En apenas un año y medio han desaparecido 180.000 participantes en fondos de pensiones. Así, se han perdido 106.000 en los planes individuales, más de 71.555 en los de empleo y 3.084 en los asociados. El número de partícipes -9.375.240- es ya el menor desde hace más de 16 año. Mientras, el número de planes individuales, un total de 866, cae a niveles de 2003.
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