Bruselas retrata el optimismo español con el PIB y las reducciones de déficit

El Consejo Fiscal Europeo detecta que los gobiernos de España previeron crecimientos superiores a la realidad hasta en cinco ocasiones entre 2013 y 2019, y afea la relajación respecto a las normas fiscales.

Nadia Calviño, durante la presentación del nuevo cuadro macro.
Nadia Calviño, durante la presentación del nuevo cuadro macro.
EFE

La Comisión Europea publicará en los próximos días su evaluación sobre el Plan Presupuestario español y sobre el escenario macroeconómico que lo sustenta, ése que descuenta que la aplicación efectiva de los fondos europeos propulsará a la economía española durante 2021 hasta alcanzar una tasa de crecimiento del 9,8%, pulverizando así las al parecer demasiado sombrías expectativas de la totalidad de los analistas nacionales e internacionales sobre el potencial de crecimiento del país para el año que viene. Es probable que a la hora de analizar estas cifras influya en el ánimo de los funcionarios de la Comisión Europea el particular historial español a la hora de remitir previsiones de crecimiento a Bruselas...

Éste subraya que durante el periodo comprendido entre 2013 y 2019 las previsiones de crecimiento remitidas por los sucesivos gobiernos de España en las actualizaciones de su programa de estabilidad, que daban sostén a sus planes presupuestarios y a sus programas de reducción de déficit, fueron excesivamente optimistas en cinco de los siete años de la serie. El fenómeno (no exclusivamente español) queda retratado en el último informe anual del Consejo Fiscal Europeo -una suerte de grupo asesor de la Comisión Europea en materia de política presupuestaria-, que etiqueta a España junto a otros países como Bélgica, Francia e Italia dentro del grupo de los optimistas en la formulación de sus proyecciones económicas a medio y largo plazo.

España figura no obstante en el rango más moderado de las desviaciones en las predicciones económicas, al contrario de lo que sucede en otros países como Italia, donde el Consejo califica esas distorsiones de relevantes ya que superan de media los 0,5 puntos porcentuales. España se sitúa, por el contrario, por debajo de la media de los países del área euro y en línea con las desviaciones que se aprecian en el conjunto de la UE-27.

Todos ellos tienen un elemento en común, que, por supuesto, no le pasa desapercibido al Consejo: sus dificultades para reducir el déficit presupuestario por debajo del 3% del PIB. La pauta que se detecta es que cuanto mayor es la estabilidad presupuestaria en un país, más prudentes son sus previsiones económicas. Y al contrario. Cuanto mayor es el desequilibrio fiscal del país en cuestión, mayor parece ser su inclinación a inflar su previsión de crecimiento en una especie de intento por acelerar al menos en la información que se remite a Bruselas los procesos de consolidación fiscal en los que uno anda inmerso.

El informe publicado la pasada semana por el Consejo Fiscal Europeo señala a España como uno de los ejemplos paradigmáticos de este fenómeno. En un cuadro demoledor que ilustra el nexo entre la magnitud de los desequilibrios fiscales y la tendencia a inflar las expectativas de crecimiento de los países, España aparece como el país que de forma más flagrante incumplió los objetivos de déficit a los que se había comprometido con Bruselas durante el periodo 2013-2019, en los que, conviene recordarlo, el país creció cinco veces por encima del 2% del PIB.

El informe del Consejo Fiscal Europeo, que ancla sus conclusiones en lo sucedido hasta el año 2019, sin tener en cuenta la 'era Covid'- llama la atención sobre lo que entiende como una preocupante tendencia a la relajación en el cumplimiento de las normas fiscales dentro de la Unión Europea. Subraya que 2019 fue el ejercicio en el que más países incumplieron tanto sus objetivos de reducción de déficit como la regla de gasto europea desde la implantación del llamado 'six pack' en el año 2014. 

Los asesores de la Comisión justifican su preocupación no sólo por la cantidad de países que incumplieron las normas sino también por la magnitud de la desviación. Y, una vez más, a la hora de referirse a los países en peor situación asoma de nuevo España, que en 2019 - sin ninguna pandemia global que lo justificar - cerró el ejercicio con un desequilibrio fiscal del 2,82% del PIB, ocho décimas por encima del objetivo que el Ejecutivo se había autoimpuesto y 1,5 puntos por encima del objetivo oficial acordado en su día con las autoridades europeas. El Consejo recuerda que de hecho España tenía que haber sido objeto de una actuación por parte de la Comisión Europea por su incumplimiento del objetivo de reducción de deuda pública previsto, pero que ésta se ha pospuesto a consecuencia de la situación creada por la crisis sanitaria y la suspensión temporal de las reglas fiscales en el conjunto de la Unión Europea.

El informe de los asesores de la Comisión Europea en materia de política fiscal llega en un momento en el que el grupo de países autodenominados 'frugales' presionan para incrementar los controles sobre la inyección de fondos europeos en países como España, que en principio tiene asignados 140.000 millones de euros de financiación entre préstamos y transferencias a fondo perdido, pero que aún espera a que los países alcancen un consenso tanto respecto a la cuantía como a la forma en que se irán liberando esos fondos y su mayor o menor condicionalidad.

Mostrar comentarios