Interesado en ULA

La guerra espacial de multimillonarios va a más: Bezos busca cómo batir a SpaceX

La United Launch Alliance (ULA), empresa que está tratando de adquirir el fundador de Amazon, probará su cohete Vulcan y un lanzamiento con éxito le llevaría a competir por los contratos públicos que atesora la firma de Musk

Jeff Bezos
La multimillonaria batalla espacial se recrudece: Bezos se fija en su rival SpaceX. 
EFE

En el momento en el que el cohete Vulcan despegue por primera vez, posiblemente la próxima semana, varios multimillonarios estarán atentos. Construido a través de una empresa conjunta de Boeing  y Lockheed Martin, el nuevo vehículo está listo para competir con SpaceX (Elon Musk) y transportar satélites y carga para el Pentágono, la NASA e, incluso, Amazon. La potencialidad de Vulcan y de la empresa que lo construye, la United Launch Alliance (ULA), están llamando el interés con múltiples ofertas compra. Entre ellas, destaca una oferta de varios miles de millones de dólares de Blue Origin, la empresa espacial dirigida por el multimillonario Jeff Bezos, según fuentes comentan fuentes cercanas a 'Bloomberg'.

Es un momento crucial para ULA, que fue en su momento un proveedor relevante en los lanzamientos puestos en marcha por el gobierno de EEUU, pero cuya estrella ha ido perdiendo brillo en los últimos años. Con SpaceX liderando ahora el mercado comercial y ganando terreno en la Casa Blanca gracias a su cohete reutilizable Falcon 9, ULA se ve obligada a adaptarse para no quedarse atrás. ULA fue formada por Boeing y Lockheed en 2006 y durante esos primeros años tenía "un monopolio virtual en los lanzamientos del gobierno de EEUU", según George Sowers, excientífico jefe de la empresa. Sin embargo, su estructura empresarial, con dos empresas cotizadas en bolsa que compiten por contratos de defensa, también complicó su estrategia.

A diferencia de los rivales más nuevos que han obtenido capital de los mercados públicos y privados para perseguir nuevas tecnologías ambiciosas, ULA no recibe aportes de dinero de los inversores, según Tory Bruno, director ejecutivo de ULA. Esta situación fuerza a la compañía a adaptarse para evitar quedar rezagada. "A SpaceX le gusta decir que tienen un monopolio en el mercado de lanzamientos", agregó Bruno, en una entrevista en octubre, para enfatizar en que "esto no es así". Vulcan, programado para debutar a principios de la próxima semana después de casi una década en desarrollo, se espera que el cohete sea una alternativa más económica a los vehículos de ULA, Atlas y Delta, para transportar los satélites más relevantes del Gobierno. Para la empresa supone su mayor esperanza para ganar terreno frente al coloso fundado por Musk si llega a demostrar que puede volar.

" A SpaceX le gusta decir que tienen un monopolio... pero no es así"

70 misiones ya contratadas

ULA, que también busca expandir el lado comercial de su negocio, ya ha firmado contratos por miles de millones en, aproximadamente, 70 misiones con Vulcan. "Es importante demostrar el éxito tan pronto como puedan", dijo Cristina Chaplain, analista espacial independiente y exdirectora de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno que supervisaba programas espaciales y de defensa. "Realmente quieren poder seguir en el terreno de juego", agrega. Ahora, ULA debe llevar a cabo un programa de vuelos cada vez más intenso en los próximos años con incluso menos personal de operaciones de lanzamiento después de despidos recientes, según una fuente próxima. La plantilla de ULA ronda los 2.300 empleados, lo que le sitúa en una clara situación de inferioridad si se compara con los más de 10.000 trabajadores en SpaceX y Blue Origin.

El proyecto Vulcan

El programa Vulcan se remonta a 2015, cuando ULA decidió abandonar el cohete Atlas V de décadas de antigüedad, que utilizaba motores fabricados en Rusia. Depender de Putin se tornaba vez más insostenible para las empresas occidentales, sobre todo para un contratista estadounidense como ULA, encargado de lanzar satélites espías. Por este motivo, el grupo optó por motores fabricados por Blue Origin, una opción más aceptable para los legisladores. Pero cambiar de proveedores y buscar nuevos diseños conllevó desafíos. Cuando Vulcan finalmente se lance desde Cabo Cañaveral, llevará un aterrizador robótico con destino a la Luna. Las apuestas son altas, que planea siete lanzamientos con Vulcan en 2024 y espera duplicar esa cadencia para la primera mitad de 2025.

"Trabajamos en una industria extremadamente competitiva y, como empresa, seguimos evolucionando para cumplir con los requisitos de las misiones", comunicaron desde la organización a los empleados cuando anunciaron los recortes de plantilla. Una escisión o venta podría facilitar a ULA acceso a más capital y liberarla de restricciones que han limitado su crecimiento hasta ahora. La compañía, que ha estado llevando a cabo un proceso formal de venta, recientemente solicitó ofertas con Blue Origin, Cerberus y al fabricante de aviación Textron entre los postores. Entre tanto, está tratando de posicionarse como una alternativa competitiva frente a otros proveedores. Aunque los críticos han señalado la falta de reutilización de los cohetes y costes más altos, Bruno afirmó que los lanzamientos de Vulcan serán "muy competitivos con SpaceX".

Reparto de lanzamientos con SpaceX

El contrato de la Fuerza Espacial otorgado a ULA y SpaceX en octubre ofrece una pista de lo que espera el Gobierno estadounidense. El contrato concedió once lanzamientos a ULA, con un valor total de 1.300 millones de dólares, aproximadamente 118 millones por lanzamiento. El acuerdo de 10 lanzamientos de SpaceX valía 1,23 mil millones, es decir, 123 millones de dólares por cada uno de ellos.

Además del precio, ULA afirma que la mayor ventaja de Vulcan es que está optimizado para las llamadas misiones de alta energía, es decir, vuelos que necesitan llevar cargas útiles más grandes directamente a órbitas muy altas. "Nadie ha elegido diseñar para eso; nosotros lo hemos hecho", dijo Bruno, argumentando que el Falcon 9 es más adecuado para vuelos en órbita baja terrestre. Las misiones de alta energía son "casi exclusivamente para el gobierno", dijo. Es un momento crítico para ULA, que tiene un nuevo vehículo y poco margen de error antes de sumergirse en un programa de vuelos muy activo tras el contratiempo del pasado mes de marzo. "Eso cambia toda su operación de lanzamiento", dijo Chaplain, la analista espacial, dejando en el aire su capacidad para hacerlo.

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