Informe Trimestral de la Economía española

El BdE ve una inflación más persistente y alta hasta 2025 con menos crecimiento

Eleva cuatro décimas la previsión de inflación este año al 3,6% y siete la del próximo al 4,3% por el encarecimiento de la energía, a la vez que rebaja su cálculo de PIB para 2024 hasta el 1,8% (cuatro décimas menos que en junio)

Pablo Hernández de Cos, Banco de España
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España
Agencia EFE

El debilitamiento de la economía al que han abocado la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, el encarecimiento de la energía y el menor tirón de las exportaciones en este segundo semestre ha calado hondo en las últimas proyecciones del Banco de España (BdE). En su Informe Trimestral de la Economía española, que ha publicado este martes, la entidad apunta a unas tasas de inflación más persistentes y elevadas de lo que había estimado en junio de aquí a 2025, en un contexto en el que el PIB tirará menos a lo largo de los dos próximos ejercicios. 

Estas nuevas proyecciones se han conocido apenas unas horas después de que este lunes el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisase al alza -por tercera vez- los datos de crecimiento de la economía nacional desde 2020 por el acelerón del consumo y de la demanda externa. Un cambio de cifras que no ha sido incorporado al horizonte que acaba de presentar el regulador. El organismo que capitanea Pablo Hernández de Cos dibuja un escenario en el que la presión de los precios energéticos elevará la tasa anual de IPC cuatro décimas más de lo que había previsto en junio, para colocarla de media en el 3,6% este año.

En 2024 la inflación se tensará todavía más a cuenta de la energía y se situará, de media, en el 4,3% (siete décimas por encima del cálculo previo publicado por el BdE). Sin embargo, no toda la revisión al alza tiene que ver con los precios energéticos, dado que la eliminación de la rebaja del IVA a los alimentos y de las subvenciones al transporte público, que expiran a finales de este año, elevarán dos décimas la tasa de inflación del año que viene. La inflación alcanzará un pico en el entorno del 5% a mediados del año que viene y a partir de ahí retrocedería.

En lo que respecta al precio de los alimentos, cuya subida seguirá perdiendo fuerza los próximos meses, el BdE percibe que su moderación está siendo "bastante generalizada", dado que más del 70% de la cesta del consumo está viéndose afectada. Además, al comparar la lenta desaceleración que ha venido registrando la inflación de estos productos básicos desde febrero con otros episodios previos que registró la economía española (por ejemplo con agosto de 1977, junio de 1982 o agosto de 1994, entre otros), no parece que el actual sea tan excepcional, a pesar de que entienden que hay que seguir monitorizándolo. De cara a 2025 la tasa general de IPC se moderaría notablemente, hasta el 1,8%, situándose ya por debajo del objetivo del 2% que el Banco Central Europeo (BCE) se ha marcado a medio plazo.

El regulador mantiene en el 2,3% su estimación de crecimiento para este año, pero rebaja cuatro décimas la del que viene hasta el 1,8%, en buena medida por el efecto arrastre que tendrá el freno en la actividad a lo largo del segundo semestre. El Banco de España constata que la economía española "ha dado también muestras de debilitamiento en los meses de verano". Tras crecer un 0,4 % en el segundo trimestre, la información más reciente de la que dispone sugiere un avance del PIB en el entorno del 0,3 % en el trimestre en curso

Los PMI han profundizado la senda descendente que iniciaron en primavera, la facturación de las empresas se ha debilitado entre abril y junio y, pese a que las afiliaciones a la Seguridad Social han mostrado un comportamiento "más sostenido" en el período más reciente, el empleo ha aumentado claramente a menor ritmo entre mayo y agosto. Con todo, la entidad pone en valor el hecho de que el PIB esté mostrando un dinamismo comparativamente mayor en España que en otros países del área del euro, gracias al mayor peso de los servicios vinculados a la hostelería y el turismo, y a que el país exporta menos que sus socios a China.

Riesgos a la baja para el crecimiento

La información más reciente apunta a "un pulso relativamente débil de la actividad en el último trimestre del año", debido a que el contexto exterior seguirá débil y a que seguirá produciéndose la transmisión de la subida de los tipos de interés a los costes de las nuevas operaciones de crédito y a la carga financiera de las familias y empresas endeudadas. A partir del inicio de 2024 se espera que dicha actividad recobre un mayor vigor gracias a que el contexto exterior se recuperará, a la mejora de las rentas reales de los hogares y a que está previsto que se acelere el despliegue de los proyectos de inversión de los fondos Next Generation. 

Estos vientos de cola podrían verse afectados, sin embargo, por la retirada progresiva de las medidas de apoyo que se aprobaron para contrarrestar la crisis energética y al moderarse el ritmo de crecimiento de la actividad turística, una vez que España ha recuperado los niveles de visitantes y de gasto (que ha llegado a situarse incluso por encima) previos a la pandemia. Entre otros riesgos que maneja la entidad estarían la fortaleza con la que siga produciéndose la reapertura de China, el grado de transmisión del endurecimiento política monetaria y cómo se comporten tanto los precios de la energía en los mercados internacionales, como los de los alimentos. "Los riesgos en torno a estas proyecciones se encuentran orientados a la baja en lo que respecta a la actividad y equilibrados con relación a la inflación", señala la entidad en su informe.

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