Cebo fiscal

Portugal atrae a más de 9.500 jubilados VIP con un cebo fiscal imbatible en la UE

Un modelo único que baja los impuestos para atraer a jubilados extranjeros.

Estoril
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Portugal ha logrado en apenas diez años pasar de una profunda recesión, que terminó en rescate en 2011, a desarrollar un modelo económico envidiado por sus socios europeos y alabado por las instituciones financieras, sorprendidas por la rapidez y la efectividad de la recuperación, en la que solo cuestionan la elevada deuda pública. Mínimos impuestos, pensiones y prestaciones elevadas, pleno empleo, drástica caída del paro de larga duración y juvenil, déficit casi inexistente y la economía creciendo con fuerza son un cóctel perfecto que se ha logrado gracias a una agresiva política fiscal, sin dejar de lado los aspectos sociales fundamentales.

Buena parte del 'milagro' económico portugués ha venido de la mano de su primer ministro desde 2015, el socialista Antonio Costa, que gobierna en solitario con apoyos puntuales del Partido Comunista Portugués y el Bloque de Izquierda, y que ha sabido conjugar políticas liberales -sin aplicar recortes- y de izquierdas. Una de las patas en las que se apoya el éxito portugués ha sido la capacidad para atraer inversión, a jubilados con rentas altas y a profesionales extranjeros, colectivos que han contribuido con un aporte extra a la competitividad lusa. 

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En 2009, solo un año antes de que los principales indicadores lusos empezasen a dar claros síntomas de alarma, el socialista José Sócrates daba luz verde a un régimen tributario para los Residentes No Habituales (RNH), que entre otras cosas eximía a los pensionistas extranjeros que cumpliesen determinadas condiciones del pago del impuesto de la renta portugués durante un período de diez años. El plan, que ha respetado Costa, tuvo su impulso definitivo en 2012,  cuando el Ejecutivo estaba en manos del conservador Pedro Passos Coelho, que fue capaz de desarrollar un modelo económico que reimpulsó el comercio exterior. 

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La ley tenía como objetivo estimular la economía lusa atrayendo inversiones y, sobre todo, a profesionales y a pensionistas VIP a través de unos trámites sencillos y mínimos requisitos. El sistema, calificado como el secreto mejor guardado de Portugal por la consultora PwC, ha despertado ahora el recelo de buena parte de los países europeos, que han visto como se ha producido un éxodo masivo de sus pensionistas atraídos, además de por el sol, las playas, la calidad de vida, la seguridad y la estabilidad política y económica, por un régimen fiscal imbatible que permite no pagar impuestos en Portugal, pero tampoco en lugar en el país de origen de estos ciudadanos.

Algo más de 9.500 jubilados con rentas altas, fundamentalmente franceses y de los países del norte de Europa, han acudido en masa al reclamo fiscal, que ahora atrae básicamente a los británicos que huyen del Brexit, de la incertidumbre política y económica que genera, y de un clima poco agradable, para establecerse en Oporto, Lisboa, Estoril o el Algarve. Basta comprar una vivienda o alquilarla y acreditar que se reside durante al menos 183 días al año en territorio portugués para acogerse a este sistema que ha servido como palanca económica para el país vecino.

Además de la exención de las rentas, la norma contempla que estos residente no habituales paguen un tipo único del 20% sobre los ingresos que obtengan en Portugal, lo que sitúa la tributación a un nivel similar al de las rentas más bajas. Mientras, los pensionistas cobran su pensión íntegra durante una década e incluso pueden rescatar sus planes de pensiones privados sin pagar a Hacienda por ello. En total, según recogía recientemente el diario portugués Observador a partir de datos del Ministerio de Finanzas, 27.367 personas se benefician de este esquema fiscal, de las que 9.589 reportaron rendimientos de pensiones pagados por un país extranjero.

Mientras 2.141 son profesionales de alto nivel, el grupo más numeroso corresponde -25.226- a los que no tienen actividades de valor añadido, un grupo en el que además de los pensionistas se integran quienes tienen en Portugal dividendos y ganancias de capital. Los datos evidencian un pequeño fracaso a la hora de persuadir a profesionales, pero un éxito a la hora de captar jubilados y fortunas. Un imán fiscal que ha logrado atraer a la cantante Madonna, al empresario Marcos de Quinto o a Carmen Martínez Bordiu, que ahora vive en Cascais.

Mientras, después de años en vigor, el sistema tributario luso, para muchos casi desconocido hasta hace muy poco, ha despertado ahora recelos de la Comisión Europea por su excepcionalidad y ha obligado a algunos países de Europa, como Finlandia, a gravar a sus pensionistas aunque residan en Portugal. Por su parte, la Inspección General de Finanzas lusa ha desvelado algunos puntos débiles del sistema y ha abogado por adoptar "rutinas de control para asegurar la confirmación de residencia efectiva en Portugal".

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