Las muertes supusieron un 70% en abril y mayo

Seísmo Covid en la pensión de las amas de casa... Se desploman los beneficiarios

El año pasado se saldó con el menor número de pensiones no contributivas desde 2014. El fallecimiento es la principal causa de extinción de la prestación y releva al aumento de ingresos personales.

Pensiones
El 65% de los beneficiarios de pensiones no contributivas son mujeres, amas de casa.
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La pandemia del coronavirus ha provocado un auténtico terremoto en los sistemas de pensiones, tanto en régimen de la Seguridad Social, en el que número del bajas aumentó en 43.042 -hasta situarse en 310.589, un 16% más que en 2019-, como en el de las Clases Pasivas -el de los funcionarios-, en el que la bajas por defunción aumentaron un 24%. La mayoría de los jubilados tiene más de 65 años y los mayores constituyen la población de más riesgo y la que registra un mayor número de muertes por el virus.

Sin embargo, faltaba ver al detalle de lo que ha sucedido en el último año con los beneficiarios de las pensiones no contributivas, 260.300 jubilados y 186.059 perceptores de pensiones de invalidez, que son mayoritariamente mujeres, un 65%, y que cuyas prestaciones supones 185,7 millones de euros cada mes.

Estas pensiones, que han subido el 1,8%, el doble que el resto, son prácticamente de subsistencia -su importe varía entre 1.409,52 euros y los 5.638 ,09 euros anuales- y las cobran, en el caso de la jubilación, fundamentalmente amas de casa, que no han cotizado o lo han hecho pocos años y no pueden acceder a una prestación contributiva. 

Deben demostrar que no tienen ingresos mayores de 5.539 euros si viven solos, una cantidad que aumenta progresivamente según los convivientes y puede llegar a 43.703 si comparte el hogar con cuatro parientes consanguíneos. El primer requisito para solicitar la pensión de jubilación no contributiva es tener 65 años y haber residido en territorio español durante al menos diez años.

Durante 2020, el número de bajas en las pensiones de jubilación no contributivas descendió ligeramente con respecto a 2019, pero los motivos de extinción cambiaron drásticamente. Si hace dos años las causas económicas personales protagonizaban las bajas, durante el año pasado todos los meses -excepto junio- las extinciones por fallecimiento tomaron el relevo.  

Resultan destacables los meses de abril y mayo, donde las bajas por muerte rondaron o superaron el 70% -69,79% y 73,31%, respectivamente-. En el cuarto mes del año, de las 1.849 bajas registradas, 1.359 fueron por fallecimiento. Pese a que el primer caso de coronavirus se detectó en La Gomera en enero y el confinamiento no se inició hasta marzo, fue el 2 de abril el día que más fallecimientos se detectaron en España. 

Si se cumplen con los requisitos, los beneficiarios de pensiones no contributivas pueden percibirlas hasta el fallecimiento, pero están constantemente vigiladas y los incrementos de rentas personales, como de la unidad personal, pueden hacer que se extinga el derecho. Otra de las causas, minoritaria, es el cambio de residencia a otro país.

Durante enero, el importe medio mensual de la pensión de invalidez se situó en 438,05 euros y para la de jubilación en 399,81 euros, inferior a la de invalidez porque 37.030 de sus beneficiarios perciben el complemento del 50% por necesidad de otra persona, el montante a percibir en nómina por atrasos es mayor al ser más compleja la gestión y el plazo de resolución.

La pensión no contributiva de invalidez asegura a todos los ciudadanos en situación de invalidez y en estado de necesidad una prestación económica, asistencia médico-farmacéutica gratuita y servicios sociales complementarios, aunque no se haya cotizado o se haya hecho de forma insuficiente para tener derecho a una pensión contributiva.

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