El sector residencial es el más expuesto

El alza de tipos y de los materiales pone a la pyme del ladrillo contra las cuerdas

El aumento de los costes de financiación para las empresas con menos músculo, unida a la desaceleración prevista de la actividad, pone más trabas a un sector que ya representa una cuarta parte de disoluciones. 

La construcción
El alza de tipos y de los materiales pone a la pyme del ladrillo contra las cuerdas
Europa Press

En un entorno marcado por el alza de los tipos de interés y por la escasez de mano de obra especializada, el encarecimiento del precio de los materiales y de la energía supondrán un lastre para la actividad y los márgenes de las empresas constructoras este año, sobre todo para las más pequeñas y para aquellas cuya actividad está enfocada en la construcción residencial. La subida del precio del dinero desde mínimos históricos al 3% al que el Banco Central Europeo (BCE) lo situó en febrero pasado, mete presión añadida al sector con los costes de financiación en un momento en que la actividad puede resentirse algo por el frenazo de la economía y el más que previsible del crédito. 

Después de varios meses de retroceso, la inflación se ha estancado en España en el 6,1% en febrero, un hecho que se ha dado también en otras grandes economías, como la francesa, entre otras cosas tras la retirada de algunas de las medidas que los gobiernos han venido aprobando para combatir el alza de los precios. El aumento de la inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles (como la energía y los alimentos no elaborados) y que suele indicar tensiones más estructurales en los precios, preocupa al BCE, que ha dejado clara su intención de seguir endureciendo la política monetaria para ponerle freno y que la tasa anual de IPC tienda progresivamente hacia su objetivo del 2% simétrico a medio plazo.

Especialmente vulnerables a este escenario son las constructoras dedicadas a la nueva edificación residencial, que afrontarán una contracción de actividad en su segmento y dificultades para repercutir las variaciones de precios de los insumos a sus clientes finales, tal y como advierten desde Crédito y Caución. Por el contrario, la situación será más favorable en la licitación pública, tanto en términos de actividad como de sostenibilidad de los márgenes. La compañía de seguros de crédito prevé que tanto la morosidad como las quiebras en el sector aumenten a lo largo de este año.

En febrero la disolución de empresas subió un 9,8% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, si bien si se toman en consideración los dos primeros meses del año el incremento es aún mayor, del 12%. La destrucción de tejido empresarial se concentra en Madrid (30% del total), Andalucía (12%), Comunidad Valenciana (12%) y Cataluña (6%), siendo las empresas de construcción e inmobiliario las más afectadas, dado que representan prácticamente una cuarta parte de todas las que han desaparecido, de acuerdo con los datos que maneja Iberinform. Les siguen las empresas del comercio (19%) y las dedicadas a prestar servicios a empresa (14%). 

La actividad se desacelera... y los materiales siguen subiendo

Un indicador que refleja bien hasta qué punto se está desacelerando la actividad en el sector es el Índice Registral de Actividad Inmobiliaria (IRAI) que elabora el Colegio de Registradores, puesto que incorpora tanto las transacciones e hipotecas inmobiliarias inscritas en los registros de la propiedad (ofreciendo datos de la demanda) como la actividad mercantil del sector de la construcción e inmobiliario (enfoque desde la oferta), de forma que ofrece una imagen completa de la actividad del sector. El valor del índice descendió hasta 121,4 puntos desde los 124,0 que había alcanzado el trimestre anterior. 

Si se eliminan los efectos estacionales, el índice se sitúa en 118,9 puntos entre octubre y diciembre frente a los 117,9 que había marcado a lo largo del trimestre anterior. Si se toman los datos del segundo semestre del año pasado en conjunto, se observa una ralentización en la recuperación de la actividad, que venía creciendo desde el segundo trimestre de 2020. Este frenazo se debe al descenso del número de compraventas (-9,5%) y del número de hipotecas (-3,4%).

A esa actividad más suave se suma el encarecimiento de los materiales de construcción, un problema que el sector viene arrastrando desde la pandemia -por las roturas y cuellos de botella en las cadenas de suministro, que originaron escasez- y que se agravó a raíz de la invasión rusa de Ucrania hace ya más de un año. Pese a que se ha producido una cierta contención de los precios en los últimos meses, esta sigue siendo insuficiente para compensar las fuertes alzas que las materias primas básicas para este sector han registrado previamente.

La última actualización del índice general de costes que elabora el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), con datos hasta noviembre de 2022, recoge una subida muy superior a la de la inflación media de la mayoría de los materiales básicos desde principios del año pasado. Así, el vidrio hueco se dispara un 27,8%, el precio del yeso un 20%, la cal un 19,7%, los derivados del yeso otro 17%, el hormigón un 13,8% y el cemento un 13,2%.

Las empresas tendrán que capear esa subida de los costes de producción en mitad de un escenario de desaceleración del volumen de compraventas a causa del encarecimiento del crédito y de la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, algo que para las más pequeñas (las que cuentan con menor músculo financiero) va a suponer un reto mayúsculo. Las operaciones podrían retroceder alrededor del 10%, según cálculos de la consultora Gesvalt. Este fenómeno, que también producirá una estabilización del precio residencial, "también implicará un desplazamiento de la demanda hacia el mercado del alquiler", apuntan.

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