Air Nostrum, la última en hacerlo

Las aerolíneas cogen fuerza en el Corredor Mediterráneo ante la ausencia del AVE

Las compañías aéreas aprovechan la inexistencia de una línea de alta velocidad y la reducción de frecuencias de Renfe para aumentar sus aviones entre Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga, donde ha crecido la demanda. 

Las aerolíneas cogen fuerza en el Corredor Mediterráneo ante la ausencia del AVE
Las aerolíneas cogen fuerza en el Corredor Mediterráneo ante la ausencia del AVE
Air Nostrum

Las constantes obras en el Corredor Mediterráneo para convertirlo en un ferrocarril adaptada a los tiempos modernos están dejando vía libre a las aerolíneas para llenar sus aviones de pasajeros que tiempo atrás optaban por el tren. La última en sumarse a la conquista del mercado entre ciudades costeras ha sido Air Nostrum, que ha anunciado un aumento de frecuencias desde Valencia a Barcelona y Málaga, aprovechando la deficiente conexión ferroviaria que hay desde la ciudad del Turia a ambos destinos. Las tres ciudades están conectadas por alta velocidad, pero para llegar a cualquiera de ellas se hace necesario pasar por Madrid. 

La subsidiaria de Iberia asegura que esta operativa estaba pendiente de ampliar desde antes del Covid y que ahora se recupera al registrar una alta demanda de pasajeros, especialmente en el segmento de negocios. "Consideramos que están poniendo en valor el ir y volver en el día a Barcelona", explican desde Air Nostrum. La ruta Valencia-Barcelona, que ya tenía 7 frecuencias a la semana, pasará a tener 9 a partir de ahora, con un primer vuelo a las 7:30 horas y uno de vuelta a las 19:00. La de Málaga crece de 16 a 22 vuelos semanales.

Menos trenes y trayectos más largos en Renfe

Las obras de transformación de todo el arco mediterráneo para adaptarlo a los estándares europeos están provocando serias disrupciones en los trayectos entre Barcelona, Valencia y Alicante, dado que la ejecución del corredor hacia Andalucía sigue en construcción. Por ejemplo, los tiempos de trayecto han aumentado sensiblemente entre las capitales catalana y valenciana, de modo que los trenes ahora tardan, de media, unos 20 minutos más que años atrás

A eso se suma un importante recorte de frecuencias por parte de Renfe, que ha suprimido hasta un tercio de los trenes que circulaban por el tramo más demandado del corredor, el Barcelona-Valencia. Esta reducción de oferta ha supuesto que, en vez de disponer de un tren prácticamente cada hora entre ambas ciudades, se haya pasado a franjas de hasta tres horas seguidas sin conexión entre la segunda y tercera ciudades más pobladas de España. También afecta el hecho de que que el primer tren con llegada a la ciudad condal lo haga más tarde de las 10 de la mañana, espantando a los viajeros de negocios. 

Fuentes del sector consultadas por este medio aseguran que la compañía pública está operando en Valencia con seis frecuencias menos que en 2019, a lo que habría que sumar otras tantas en sentido inverso: han desaparecido tres servicios Euromed, otro en fines de semana, un Talgo diario y otros dos de refuerzo los viernes y sábados. A esto se le añaden la ausencia de refuerzos en fechas puntuales que antes de la pandemia sí se prestaban, o que determinados servicios se estén prestando con material en composición simple, cuando antes se hacían en doble, y por tanto, con el doble de plazas. 

Toda esta reprogramación lleva a la conclusión de que, a día de hoy, Renfe estaría transportando a un 75% de los viajeros que llevaba antes de la pandemia. Pero curiosamente, esto no estaría afectando a sus cuentas en el Corredor Mediterráneo, que en lo que va de año hasta agosto han seguido aguantando sus cifras de facturación. La operadora pública ha logrado mantener los mismos ingresos por viajero que en 2019 pese a tener una cuarta parte menos de pasajeros, algo sólo explicable con un aumento del precio de los billetes

Los pasajeros por avión crecen un 15% en cuatro años

Manises es uno de los aeropuertos que más ha crecido tras la pandemia, fruto del gran dinamismo económico y empresarial que vive la capital valenciana y su entorno. Hasta agosto registró un 25% más de pasajeros que el año pasado y un 15% más que en 2019, pese a que las operaciones han crecido un 12% y 5%, respectivamente, lo que se traduce en aviones más llenos. 

Ryanair fue una de las primeras en observar las posibilidades de Valencia y en 2021, restaurada la movilidad habitual tras la pandemia, incorporó a su oferta de vuelos nuevos trayectos a Málaga, que ahora opera con cinco vuelos semanales por sentido, y Sevilla, con seis. También desde Alicante volará este invierno a Sevilla tres veces en semana, aunque reducirá una frecuencia respecto a lo que ha operado este verano. 

Otra de las que mantiene una extensa operativa en el Corredor Mediterráneo es Vueling. Opera cada día cinco vuelos directos Alicante-Barcelona (cuatro los fines de semana), otros cinco Valencia-Sevilla, dos Valencia-Barcelona y dos Valencia-Málaga. También realiza cuatro Granada-Barcelona al día, aunque en esa ruta el tren no aspira a poder competir con el avión. 

Las afecciones sobre la gran línea de ferrocarril de la costa no sólo afectan al litoral, también a las rutas hacia el interior peninsular, permitiendo a las aerolíneas hacerse con nichos donde el tren debería, a priori, ser más competitivo. Prueba de ello es que Vueling sigue operando desde Castellón dos rutas diarias a Madrid y Sevilla, pese a que tiene AVEs directos a la capital y que su aeródromo está muy alejado de sus potenciales usuarios. La situación no parece que vaya a cambiar hasta 2026, cuando el Corredor finalizará algunas de sus principales obras y se pueda operar con mayor normalidad. 

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