El precio del litio registra su nivel más bajo en dos años. La burbuja de esta materia prima, clave en la transición global hacia una economía neutra de carbono, dejó de crecer a finales de 2022, cuando alcanzó máximos históricos y tocó techo el pasado mes de noviembre. Desde entonces su cotización ha entrado en una espiral de caídas, a excepción de un aislado rebote a principios de verano, que le ha arrastrado hasta devolverla a su nivel previo al estallido de la fiebre del conocido como ‘oro blanco’.
Los 598.000 yuanes (79.317 euros al cambio) que llegó a costar la tonelada del carbonato de litio en el mercado chino el 14 de noviembre de 2022 se han devaluado hasta cotizar en 166.500 yuanes (22.084 euros) el pasado miércoles, antes de las vacaciones de la 'semana dorada' del país asiático, según recoge el portal especializado Trading Economics. Esto representa una pérdida de casi la mitad desde el pico reciente a principios de junio, cuando su precio llegó a repuntar hasta los 312.500 yuanes (41449 euros).
Para entender los motivos de esta caída hay que trasladarse a China, el mayor mercado de vehículos eléctricos del mundo. Allí, la producción de baterías de iones de litio se disparó un 130% el año pasado, según los datos oficiales del gigante asiático. Sin embargo, la decisión del Gobierno de Pekín de poner un punto y aparte -hasta junio- al programa de subvenciones a la industria de coches eléctricos, desencadenó un ‘efecto dominó’ en el mercado.
En primer lugar, el cese de ayudas a la compra de vehículos eléctricos ocasionó una ralentización de la fuerte demanda que venía experimentando el sector. Y a su vez, un intento de los fabricantes de ofrecer fuertes descuentos en los precios de sus vehículos para compensar la pérdida de incentivos para el consumidor, que han contribuido a reducir la demanda de litio.
Exceso de inventario
Aún así, el mercado confiaba en que el precio del litio repuntase en el cuarto trimestre del ejercicio, tal y como viene ocurriendo en años anteriores debido a la fuerte producción e instalación de celdas de batería que elevan la demanda de esta materia prima. Pero este año no ha ocurrido. ¿El motivo? Exceso de inventario. Así lo explica Susan Zou, analista de la firma de investigación Rystad Energy, en unas declaraciones recogidas por Bloomberg, donde asegura que “no ha habido una reposición significativa de litio porque los fabricantes de batería tienen todavía mucho inventario para utilizar”.
Desde otro punto de vista, la caída sustancial del precio del litio puede considerarse un punto de inflexión para abaratar el precio final de las baterías de vehículos eléctricos, y por ende, el de los propios automóviles. De esta forma, los fabricantes a gran escala de vehículos eléctricos podrían superar uno de los obstáculos más rocosos de la descarbonización y acercar el precio de los eléctricos a los vehículos de combustión.
A este factor, hay que añadirle que la explotación y producción de este mineral aumenta de manera exponencial. En su carrera por optimizar la eficiencia en la producción de vehículos, las grandes marcas refuerzan sus inversiones para asegurarse este mineral a un precio inferior al que rige el mercado, impulsando la construcción de minas de litio, que se verá reflejado en un aumento de su oferta en un plazo no muy lejano.
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