Científicos de INIA y Navarrabiomed

Tres españoles, a la 'caza' de la vacuna: "En Oxford son 220... aquí solo veinte"

La carrera por la cura de la Covid aviva la competencia entre países y España aún no se ha colado en los primeros puestos, aunque sus proyectos avanzan igual de firmes.

Vacuna Covid
Tres españoles, a la 'caza' de la vacuna: "En Oxford son 220... aquí solo veinte".
EFE

España ha logrado 'colarse' entre los diez primeros países más afectados por la pandemia -es el onceavo-, pero no así en la carrera por dar con la vacuna. El compás no lo marcan los científicos, que avanzan con paso firme a pie de microscopio. Tres investigadores de dos laboratorios distintos han respondido a la llamada de La Información. El virus cambió su día a día. La Covid absorbió su tiempo y su energía y les envolvió en una contrarreloj que ya dura varios meses. Poco afines a la polémica, los científicos apuntan, con contundencia, pero sin saña, a los mayores escollos para su trabajo: la falta de infraestructura y apoyo financiero para lograr que, como ocurre al otro lado de los Pirineos, los proyectos se conviertan en productos. 

"En Oxford trabajan 225 investigadores en una vacuna... nosotros somos 20 para dos". Javier Ortego, investigador de INIA, menciona una falta crónica de personal al hablar de obstáculos, pero no es el único. "No tenemos ratones disponibles, empresas potentes detrás, fondos suficientes ni instalaciones donde llevar a cabo todo el proceso". El científico explica que en España los grupos son pequeños: "La mayoría de los proyectos españoles en marcha están en manos de equipos que no habían trabajado nunca antes con un coronavirus... en algunos casos, ni siquiera con vacunas". Ortego lamenta que a la Ciencia "nunca se le ha dado gran importancia en el país por no aportar mucho dinero".  El corto plazo manda, pero el experto no pierde el optimismo: "Los científicos españoles somos buenos, podemos sacar dos pesetas de una"

Los muros del INIA también acogen al equipo de Rafael Blasco, investigador científico del departamento de Biotecnología del instituto. En su caso, la falta de manos no es un problema, pero si la falta de dotación de los centros que aumenta los plazos (y los pasos).  "El Ministerio y el Estado se está adaptando, pero falta tejido empresarial e integrar todos las partes del proceso en el centro de trabajo". Cada trámite alarga los tiempos y aleja a España de las primeras posiciones. 

"Las cosas se logran haciendo equilibrios con la burocracia"

Blasco ilustra el problema. Cuando damos con un candidato vacunal hay que leer la secuencia genética", explica, "Nos gustaría poder hacerlo en el propio centro, pero tenemos que recurrir a empresas. Si en el instituto existiera el servicio, tendríamos el resultado en unos días, pero de este modo el plazo se alarga a semanas". El científico apunta a una falta de planes a largo plazo. Para cualquier servicio hacen falta aparatos, personal y  presupuesto. En España cada elemento depende de una administración, lo que dificulta que se generen sistemas completos. "Es relativamente difícil que coincida todo. No tenemos un sistema ágil para generar y hacer que funcione un servicio. Las cosas se logran haciendo equilibrios con la burocracia".

Para David Escors, investigador de NAVARRABIOMED, esta no es una carrera que disputar por 'selecciones': la clave pasa por una estrategia común europea. Las comparaciones no siempre son justas. "Astrazeneca es una farmacéutica que tiene una colaboración estrecha con la Universidad de Oxford desde hace muchos años. España no es un país para farmacéuticas porque estas prefieren irse a zonas donde encuentran mejores incentivos fiscales". El especialista incide en que la mayoría de los grupos que buscan la vacuna en suelo español son investigadores y "para producir la vacuna en un grado aceptable tendríamos que acudir a una farmacéutica que nos cobraría a nosotros o al Estado unos 18 millones de euros para producir un prototipo de calidad"

El Gobierno anunció en marzo que destinaría 30 millones para financiar a los equipos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) a la 'caza' de una vacuna. Solo el ISCIII supera la decena de proyectos que persiguen el antídoto.  Las cuentas no salen. "Las multinacionales como Astrazenecea y Moderna lo tienen todo. Trabajan para crear y vender. Nuestra vacuna es muy prometedora, pero estamos limitados", lamenta Escors. 

Pese a todo, no se rinden. Escors cuenta a este medio que el equipo de NAVARRABIOMED  ya está curtido en lidiar con vacunas de enfermedades similares, como el SARS y el MERS. Sus investigadores han logrado estrechar el cerco y enfocarse en tres candidatos para prevenir el 'bicho': uno a base de proteínas y dos con vectores virales. El experto ha detallado que "las vacunas contra la Covid son muy similares porque parten de métodos implementados para prevenir otras patologías. Nosotros tenemos un prototipo, pero hace falta terminar ciertos pasos del proceso como producirlo y purificar al máximo la proteína. Esto puede durar hasta un año y medio".

"No es solo que genere anticuerpos, sino que estos protejan"

Los científicos españoles avanzan con el viento en contra. El doctor Blasco apunta a "una carencia enorme" de laboratorios de nivel 4, aquellos exigidos para trabajar en patógenos humanos. La iniciativa de INIA junto a la Universidad Santiago de Compostela, de la que forma parte Ortego, inició su trabajo en mayo y ya están probando el prototipo en ratones. Sus resultados aún no han visto la luz: "Hay que esperar a que se produzca una respuesta de anticuerpos en los animales, analizarla y, seguramente, hacer una segunda prueba con las modificaciones pertinentes". La Ciencia no siempre funciona al ritmo que clama la sociedad.

Para Ortego, esta fase de la investigación es crucial, pues permite estudiar las reacciones a distintas variaciones de la vacuna, al mismo tiempo: "No es solo saber si produce anticuerpos, sino constatar que esos anticuerpos protegen". La carrera por la vacuna de la Covid ha recortado los plazos que, en la mayoría de los casos, se barajan para dar con un antídoto. La supresión de ciertos trámites burocráticos y el trabajo de tantos investigadores de todo el mundo con un mismo objetivo, han ayudado a agilizar el proceso. 

"La vacuna que analizamos es segura", insiste Ortego, "El riesgo está en que no funcione del todo". El especialista matiza que el 'quid' está "en dar con una composición de la vacuna que sea adecuada para que induzca una respuesta celular buena". Lo mismo ocurre con el la que desarrolla el equipo de Oxford: "Su plataforma ya se había usado para prevenir el SARS y MERS. Solo jugaron con las dosis de los componentes. Gracias a esto y la potente empresa que tienen detrás han podido acelerar el proceso y desarrollar las fases (investigación, pruebas en animales y pruebas en humanos) en paralelo".

La carrera internacional aviva la competencia. Varios científicos consultados por este medio coinciden en que la vacuna rusa "simplemente no se sabe lo que es. Cuando vi la noticia me puse a investigar en el momento de qué se trataba, pero no se conoce nada. No sabemos si está basada en un vector viral, si es una vacuna inactivada… Es todo un misterio". La vacuna en la que trabaja EEUU presenta otros problemas. Para Ortego, el recorrido que tendrá es dudoso porque "su composición es muy cara y ha demostrado provocar bastantes efectos secundarios". Los equipos españoles iniciaron la contrarreloj con desventaja, pero avanzan con firmeza, con la vista en la vacuna que frene al virus y posicione la Ciencia nacional más allá de nuestras fronteras.   

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