Calle de Toledo

Un electricista dos viandantes, un sacerdote... las víctimas de la explosión

Afortunadamente, los mayores ingresados en la residencia de ancianos y los niños del colegio habrían resultado ilesos, así como sus trabajadores y profesorado.

Imagen del edificio afectado por la explosión en la calle Toledo.
Imagen del edificio afectado por la explosión en la calle Toledo.
Virgilio González

Una terrible explosión ha sorprendido ha Madrid. El suceso ha tenido lugar en un edificio parroquial situado junto a la madrileña Iglesia de La Paloma, un colegio concertado y una residencia de mayores. El siniestro ha afectado a las personas que se encontraban en el citado inmueble, en el que se han colapsado varias plantas como consecuencias de la deflagración.

Desgraciadamente, ha habido que lamentar víctimas mortales. Dos de ellos eran viandantes que pasaban por la calle al momento de la explosión. Asimismo, ha perdido la vida un electricista, David Santos, de 35 años, padre de cuatro hijos y miembro de la comunidad del Camino Neocatecumenal, había acudido a petición de los sacerdotes a revisar la caldera, que funcionaba mal desde hace días, según ha informado a Efe un portavoz de esa comunidad y ha confirmado el Arzobispado. Durante horas se le dio por desaparecido.

También ha fallecido Rubén Pérez de Ayala, el sacerdote herido ingresado en el Hospital de La Paz. El sacerdote fue llevado ayer al centro tras la explosión con quemaduras de carácter grave. En el momento del incidente se encontraba junto a David Santos Muñoz revisando el estado de la caldera de gas del edificio, que llevaba un tiempo funcionando mal.

Fuentes oficiales del Ayuntamiento de Madrid han asegurado que también se han registrado varios heridos: un varón de 26 años se encuentra en estado moderado-grave con una fractura de tobillo y trauma lumbar, que ha sido trasladado hasta el hospital de La Paz. Otro de los heridos ha sido llevado hasta el centro hospitalario Ramón y Cajal, un varón de 53 años con traumatismo craneoencefálico leve.

Afortunadamente, los mayores ingresados en la residencia de ancianos y  los niños del colegio habrían resultado ilesos, así como sus trabajadores y profesorado.

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