Mientras disminuye el acoso presencial

El ciberbullying aumenta con la vuelta a clase tras un auge en el confinamiento

Entre las formas de acoso, está la creación de perfiles falsos en una red social para mofarse de alguien, para lanzar amenazas e insultos, hasta para difundir datos personales o información difamatoria.

Deja de mirar la hora en el móvil / Pixabay
Deja de mirar la hora en el móvil / Pixabay

El Estado de Alarma, decretado el año pasado en marzo, supuso un momento de incertidumbre y cambio para la población, también para los niños y, en especial, para aquellos que sufren acoso escolar. Según relata a Europa Press la psicóloga y directora de las líneas de ayuda de Fundación Anar, Diana Díaz, con motivo del Día Internacional Contra el Acoso Escolar (que se celebra este 2 de mayo), los menores que eran víctimas de acoso en la escuela se encontraron en una "situación de refugio" al no estar en presencia de su agresor. Sin embargo, eso no significa que no hubiese acoso.

"Hemos visto cómo se han trasladado casos a la tecnología", explica Díaz, que comenta cómo durante los meses más duros del confinamiento, el fenómeno que más creció fue el del ciberbullying. Pero si entre marzo y junio de 2020, el ciberacoso ya estuvo "muy presente", ahora, según advierte Díaz, "se ha quedado como una tendencia". "El ciberbullying vino con fuerza en la pandemia y se ha quedado como escenario alternativo", sentencia.

Aunque todavía no hay datos oficiales sobre acoso escolar en España correspondientes al curso 2019-2020, un informe de Fundación ANAR publicado en septiembre de 2018 revelaba que el ciberbullying supone el 24,7% de los casos totales de acoso escolar, siendo los insultos y las amenazas su forma más común.

Los datos obtenidos revelan que el envío de WhatsApps a través del teléfono móvil es la forma más habitual de acoso, "sobre todo a través de los grupos, de los chats que tienen los alumnos". Tal y como relata la psicóloga de la entidad, "el acoso, en general, se basa mucho en el rechazo a la persona que se acosa, en dejarle fuera del grupo, o no hacerle caso o no contestar a los comentarios o aportaciones que dan, dejándole totalmente al margen de esos chats". Según añade la experta, al final no sólo se ejerce ciberbullying a través de chats, sino en general en cualquier red social.

Entre las formas de acoso, está la creación perfiles falsos en una red social para mofarse de alguien, para lanzar amenazas e insultos, hasta para publicar de manera indebida datos personales o difundir información difamatoria, cuenta la psicóloga.

Desde Fundación Anar se muestran preocupados por este fenómeno, ya que es más difícil de identificar, pero no imposible porque se aprecian "cambios en las propias víctimas". "Hay un aislamiento, la víctima no quiere compartir tanta información, pero sí se está comunicando a través de la tecnología, el rendimiento se puede ver afectado, tienen dolor psicosomático o no quieren ir al colegio de manera presencial", describe Díaz que apunta que estos casos suelen ser más "intensos" porque quienes lo sufren son víctimas "las 24 horas".

La Covid, un elemento más de acoso

Además del ciberacoso, otro elemento ha entrado en juego a raíz de la pandemia: el acoso por cualquier tema relacionado con la Covid. "Sí que nos encontramos que la Covid supone un elemento más de acoso escolar: los bulos en relación a si padeces o no esta enfermedad o tu familia, el uso de mascarilla como manera de ridiculizar a las víctimas o generar un rechazo...", describe Díaz.

En cuanto al acoso presencial, aunque no está erradicado está más controlado y cada vez más personas del núcleo de la víctima son conocedores y conscientes de estos casos y piden ayuda antes. Junto con ello, apunta que los profesionales cada vez se implican más.

Además, explica que tras la apertura de colegios a finales del último trimestre del año pasado y el establecimiento de medidas para prevenir contagios de Covid-19, el escenario en el ámbito del acoso es distinto, pero sin grandes cambios.

"Están los grupos burbuja ahora y eso supone una situación de mayor control del espacio físico, pero en las llamadas nos encontramos con que la víctima coincide desafortunadamente en ese grupo burbuja con el agresor", apunta para precisar que, aunque en algunos casos la situación del menor ha mejorado, en otros están quedando "muy expuestos".

Perfil del acosador y el acosado

En cuanto al perfil del agresor, asegura que es el de una persona que "tiene dificultad para mostrar empatía, nunca se plantea que su comportamiento puede hacer daño al otro, no siente culpa, tiene una baja tolerancia a las frustraciones, piensa que la única visión que vale es la suya, tiene poca capacidad de autocontrol, necesidad de liderar y de dominio frente al otro y de sentirse superior, popular a través de su acoso".

Además, se han encontrado con casos en que el agresor "procede de un entorno donde se utiliza la violencia para resolver conflictos", "de un entorno en el que están expuestos a muchas formas de violencia a través de las pantallas" o casos en los que el agresor fue antes víctima.

Con respecto a las acosados, Díaz explica que, si bien "toda persona puede ser víctima", también se puede "descifrar" alguna característica en común de quien sufre acoso en la escuela. "La víctima es más insegura, está más aislada, quiere pasar más desapercibida, a veces se encuentra en situación de desventaja, puede pertenecer a una minoría, puede tener una necesidad especial que lo hace más vulnerable", comenta.

Cómo pedir ayuda

Fundación ANAR cuenta actualmente con seis líneas de ayuda: el Teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes (900 20 20 10 / 116 111 según la comunidad autónoma); el Teléfono de la Familia y los Centros Escolares (917 260 101 / 600 50 51 52); el Teléfono para Casos de Niños Desaparecidos (116 000); el Teléfono sobre Violencia de Género a Menores de Edad (016); el Teléfono contra el Acoso Escolar (900 018 018); y el Chat.

Las peticiones de ayuda por acoso escolar llegan por tres vías: el Chat, el Teléfono contra el Acoso Escolar y el Teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes. Aunque si son padres o familias preocupados por sus hijos, también pueden llamar al Teléfono de la Familia y los Centros Escolares, que es para todo tipo de consultas, incluido por problemas de acoso escolar).

Cerca de 13.000 llamadas

El teléfono ANAR contra el acoso escolar, del Ministerio de Educación y Formación Profesional pero gestionado por la fundación ANAR, atendió 12.799 llamadas entre noviembre de 2017 y octubre de 2018. son los últimos datos oficiales publicados.

Este servicio es gratuito, confidencial, anónimo, está operativo las 24 horas y es atendido por psicólogos apoyados por trabajadores sociales y abogados. en todos los casos se informa al interlocutor sobre los pasos que debe seguir para comunicar al centro educativo la situación del acoso, con objeto de que se tomen las medidas oportunas. los casos que requieren atención especial, bien por su gravedad o por no haber recibido el apoyo esperado del centro educativo, se derivan a los servicios de inspección educativa o a las fuerzas y cuerpos de seguridad, tal y como marca el protocolo de actuación.

En cuanto al tipo de acoso, dentro del psicológico, el más común eran los insultos, en un 39% de las llamadas. en el acoso físico, los golpes y empujones se dieron en el 64% de los posibles casos, mientras que en el ciberacoso, las amenazas, insultos o risas a través de las redes se produjeron en el 78% de las llamadas recibidas.

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